Ayuntamiento de Moraleja

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GRAN ÉXITO EN EL FESTIVAL DE MÉRIDA CON EL ESPECTÁCULO `VIRIATO REY´

Vie, 18/08/2006 - 00:00 Cultura

Según ha confirmado la Concejalía de Cultura del Excelentísimo Ayuntamiento de Moraleja, el público que se trasladó al escenario romano emeritense quedó conforme con este viaje y sobre todo con el espectáculo de la obra `Viriato Rey´

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Un héroe trágico

 

La Historia, ese aparente libro vetusto y cerrado, juega con nosotros siempre. Lo que pueden parecer interrogantes, son simples respuestas. Lo que puede parecer un problema, es una solución evidente. Lo que se muestra cerrado, es sólo una clave para abrir algo. Ocurre con todos los sucesos, personajes y coyunturas. Ocurre, cómo no, con una figura como la de Viriato, héroe español y héroe portugués, según el ojo nacionalista que mirase (para Salazar y su Estado Nuovo como para Franco y su Movimiento Nacional, Viriato era un héroe patrio, bipatrio, mixto y exclusivo). Viriato se entiende sólo desde su final, sólo como tragedia. El final de Viriato, o, lo que es lo mismo, el triunfo del Poder, entonces el Imperio Romano, nos ayuda a entender la figura clave del hombre que duda, del héroe ‘parvo’ como le gusta hablar de él al director, Joao Mota, ¿del terrorista que anhelaba una tregua con Roma? como, tal vez, les gustaba hablar de él a los romanos. Viriato es un héroe trágico porque al dudar entre la aniquilación de sus enemigos con la consecuencia de ser condenado a vivir en la crueldad el resto de sus días, o la buena paz que contribuyese al progreso de su pueblo, está asumiendo la sentencia de los ingenuos ante la máquina poderosa que todo lo arrolla: la traición y la muerte. Joao Osorio de Castro, autor de esta obra teatral, ha sabido encontrar ese momento de duda, en torno a él giran los acontecimientos, mas no hay otra respuesta que la determinada para quienes aún sueñan ingenuamente con la paz. Por eso esta obra teatral es una tragedia que sólo se entenderá cuando las voces del coro trágico reciten el último verso, la última oración, esa oración fúnebre que anuncie al mundo que nunca es posible la paz mientras suenen las marchas triunfales de los vencedores.